Desde el miércoles los semáforos de la A-5 han permanecido en ámbar, además se han modificado accesos para mayor seguridad. El encargado de desactivar los semáforos fue Borja Carabante del Área de Medio Ambiente y Movilidad. Es un inicio de las modificaciones que afectarán a la vía mencionada para mejorar el transporte.

Entre estas variaciones se plantea soterrar entre los puntos kilométricos 5.700 y 7.000 de la autovía. También, desde la Calle Carlina hasta Padre Piquer se interrumpió la continuidad de la línea del carril de bus.

Además de sustituir las señales de “ceda el paso” por las de “Stop”. Y se mantendrá el radar del tramo después de apagar los semáforos y la velocidad permitid se incrementará a 70km/h.

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Semáforos ‘siniestros’

Desde que los semáforos de la A-5 fueron activados hace cuatro meses han incrementado los siniestros, en lugar de evitarlos. Generando un sinnúmero de dificultades que no se habían contemplado desde el principio.

Tal como informa la Unidad de Análisis Vial y Urbano en una nota interna con reseñas de la Policía Municipal. Se contaron solo 6 accidentes en el 2018 donde ese encuentran ubicados los mismos y otros 7 en la entrada a la carretera de Boadilla. En ese tiempo hubo un total de 18 heridos leves y uno grave.

Por otro lado, de los 113 días transcurridos desde la puesta en marcha de los semáforos se han registrado 23 colisiones. En los cuales resultaron 17 heridos leves además de 5 graves. La razón general de estos siniestros fue por alcances y la mayoría de los mismos ocurrieron evidentemente en la zona anterior a los semáforos. En el de Poblados hubo 14 accidentes (con 3 heridos graves y 11 leves). Y en el de Boadilla hubo 9 siniestros; cabe señalar que no se registraron accidentes en los accesos, ni en Padre Pique o en Boadilla.

Evidentemente hubo un incremento de la siniestralidad, tal como lo informa el Ayuntamiento de Madrid. Por lo que el mismo alcalde de Madrid José Luis Martínez-Almeida considera que es una medida acertada.

La estadística indica que dichos dispositivos activados en febrero por el gobierno de Manuela Carmena en el Paseo de Extremadura multiplicó por doce los accidentes. Siendo que, el año pasado el promedio de siniestros diarios era de 0.016 en cambio en el 2019 la media aumentó a 0,20.

Atascos, en lugar de alivios de tránsito

Desde el principio se mostró un informe técnico reconociendo que la implantación de estos semáforos incrementaría 350% más de atascos. Esto corresponde a 2.500 coches en una retención solo con las señales luminosas de entrada y salida.

En cuanto a lo previsto para la entrada de Madrid era un incremento del 150% o 1.400 vehículos. Todo lo cual fue debidamente presentado ante las autoridades competentes antes de la señalización.

Para llegar a la decisión de apagar los semáforos se llevaron a cabo muchas reuniones entre los técnicos responsables de los servicios públicos. Y lo que se espera es finalizar de una vez por todas que otros conductores se sigan viendo involucrados en accidentes por acercamientos. Los cuales son los más comunes entre los motoristas.

Inmaculada Sanz la responsable de Portavocía, Seguridad y Emergencias en el Ayuntamiento manifestó su opinión ante la Junta de Gobierno. Alude a que no se tomaron en cuenta ni la evaluación ni el consenso antes de su implantación.

Además de las medidas tomadas se iniciará el soterramiento mencionado en un tramo de 3,8 kilómetros a finales del 2020 o inicios del 2021.

Contaminación

Actualmente los estudios de movilidad indican que circulan diariamente 100.000 vehículos en el tramo involucrando a más de 150.000 vecinos de Lucero, Aluche y Campamento.

Estos poblados han sido perjudicados por la contaminación y el ruido provocado por la carretera. Aunque la presidenta de la Asociación Vecinal del Batán, Cándida Campiña prefiere que se mantenga en funcionamiento las señales hasta que se culminen las obras de soterramiento.

Los semáforos apagados ayer formaban parte de una fase de proyecto de transformación del paseo de Extremadura a vía urbana. Pero no se concluyeron las acciones que involucraban la reducción de velocidad, la incorporación de paseos peatonales. Además de ampliaciones en las aceras e incluir más semáforos en Badajoz.

Pero los efectos de esa medida fueron contraproducentes: el plan pretendía generar un efecto de barrera del flujo vehicular. Sin embargo, las retenciones en la entrada sobrepasaban más allá de la M-40

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